Estaba en el baño de un mall cuando escucho a una gringa decir 'Cata, pourr quei en Chilei lous bañous nou tienen ganchous parra coulgarr las carrterras'...efectivamente al mirar mi baño tomé conciencia que alguna vez había existido un gancho, pero sólo quedaban dos tristes hoyos como ojos güeros de jilguero acosado, que porsupuesto eran cero aporte. A partir de ese día, los ganchos de los baños de uso público (se lee más elegante que baños públicos ¿o no?) llamaron mi atención y descubrí que en la mayoría de los lugares, hay evidencia de que los ganchos alguna vez existieron pero ya no existen. En otros hay ganchos preciosos, de diseño, lugar y altura más que adecuadas. Un día fui al Easy y descubrí una variedad increíble, de todos los precios y las formas. Los más baratos: unos bien simples y comunes a $ 590. (Paso el dato a quienes tengan los baños de uso público sin ganchos, así los turistas que nos visitan no preguntan lo que la gringa a la desconocida 'Cata') Recordé también un cuento que escribí hace un tiempo 'El gancho y el sillón floreado', pero eso no es relevante, lo que sí lo es, es que alguna vez me pasó que el gancho detrás de la puerta del baño se volvió un símbolo importante en la relación de pareja. Vivir con alguien y tener UN sólo gancho es algo extraño. ¿Por qué no dos? Uno para él y otro para mí. La pareja en su máxima expresión 'ganchística' de la cotideaneidad. Uno al lado del otro. 1+1= 2. Pero nunca hubo DOS, esa era la razón. Mish! Miren todo lo que hizo en mi cabeza la frasecita de la gringa en el baño del mall....
lunes, 12 de febrero de 2007
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