Una nueva semana a veces trae nuevos pensamientos, pero en mi caso no. Encontré un cuaderno de viajes que solía escribir cada vez que me subía al avión y partía. Encontré que mucho de lo ahí escrito me había quedado en la piel, me resonaba en la vida pero se me había olvidado en la consciencia. Mis letras, esas de hace años, donde existían otras situaciones, donde habían otras lunas y otros soles me trajeron a la memoria las razones de mi hoy. Y así, no tengo nuevos pensamientos sino viejos que explican lo que en esas páginas escritas no tenía explicación. Es raro pensar en el pasado como parte de lo que eres en el presente, entendiendo que tu presente también incide en tu futuro. Al leer algo del pasado, como un diario de vida, escritos, cuentos o este cuaderno de viajes, es como si hicieras un viaje en el tiempo y entendieras. Esos viejos pensamientos han sido parte de la arquitectura de mi presente y como siempre, vuelan lejos y vuelven, cada vez que la vida quiere recordarme lo que he sido y quién soy.
lunes, 19 de febrero de 2007
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